En estos días el presidente de México ha visitado nuestro país y ha sido recibido con honores por las instituciones españolas. En su reunión con el presidente Zapatero éste le felicitó por sus gestiones de gobierno, al igual que el rey hizo en el almuerzo al que invitó al presiente Calderón y a su esposa.
Todo el mundo, desde las instituciones -se le ha entregado la medalla del congreso- hasta los medios españoles, se preocupan por dar una buena imagen del mandatario mexicano. Pero nadie habla de cómo Felipe Calderón llegó al poder en el año 2006.
La papelería electoral quemada, los archivos electorales reemplazados, gente que no aparecía en las listas del censo electoral pese a estar en el padrón municipal... son sólo unas luces fundidas en el camino hacia la presidencia de Felipe Calderón.
Esta situación vino dada por el ascenso en las encuestas del socialista López Obrador, profundo admirador de Salvador Allende y de sus políticas de nacionalización que tanto afectan a los grandes empresarios. Días antes de las últimas elecciones mexicanas (verano del año 2006) López Obrador era favorito indiscutible en las encuestas y los grandes empresarios empezaron a incomodarse, a esta preocupación, el Presidente del Consejo Federal Empresarial, Gastós Azcárraga, envió un fax a los empresarios diciéndoles que no se preocupasen que todo estaba controlado.
Y así fue, el día de las elecciones se encontró papelería electoral quemada en la que se podía ver en sus casillas muchos más votos a favor de López Obrador que de Felipe Calderón, desaparición de nombres del censo, desaparición de urnas, papelería electoral archivada sin mostrar ninguna doblez que hubiera permitido meterlas en las urnas electorales... y la proclamación de Felipe Calderón, empresarios mediante, como presidente electo de México.
Rápidamente gobiernos de todo el mundo, como el norteaméricano, el alemán y el español reconocieron a ese gobierno pese a las sospechas de fraude.
En cambio millones de mexicanos salieron a la calle a protestar durante meses por lo que ellos consideran un golpe de estado. Apoyaron a López Obrador cuando decidió impugnar las elecciones y pedir un recuento, estuvo con él cuando el gobierno de Felipe Calderón respondió que sólo se volvería a contar menos del 10% de los votos, continuaron con él cuando tomaron la calle con una acampada que duró meses, y demostraron su apoyo al cambio que representa López Obrador cuando en el primer aniversario de las elecciones volvieron a llenar las calles mexicanas exigiendo justicia.
A día de hoy López Obrador sigue en la lucha de manera activa reforzando su apoyo popular, reuniéndose con los representantes de los movimientos sociales, infómando al pueblo de sus propuestas de gobierno y denunciando las innumerables injusticias del gobierno de Felipe Calderón; como la privatización de la enseñanza pública impuesta por el FMI y el Banco Mundial, o la privatización del petróleo.
El gobierno legítimo y su presidente López Obrador no han perdido fuerza, sus acciones han sabido mantener intacta la ilusión y esperanza del pueblo mexicano en ser, además de legítimos, legales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario